Este proyecto surge de la identificación por parte del mi en eso que se percibe materialmente.
Desde dentro hacia fuera. Algo se esconde más allá del cristal de un coche por muy manchado o transparente que este sea. Quizá esa magia que tiene lo cotidiano y estrecha lazos con la realidad. Esa ventana me hace sentir espectador de mi propia observación y enmarca entre vidrios el escenario que concede mi mirada. Avanzando apegado al vehículo que me desplaza con un rumbo determinado, pero que en la mayoría de los casos no está elegido por mi mismo. La realidad está ahí fuera, más allá de las formas. Encuadrada desde la perspectiva de cada uno. Casi la toco con las manos, pero la ventana a veces ambientalmente sucia no me deja ver y la convierte en una creencia, dirigiéndome automáticamente sin darme cuenta hacia unos límites que creo de manera inconsciente.
Dentro de mi habitáculo observo la realidad de fuera que me rodea. Los árboles, los transeúntes, las señales de tráfico, las líneas, las carreteras, las farolas, los escaparates, la publicidad que se escapa de la verdad de las cosas. La realidad es la que es y la percibo, con mi manera de mirar y con mi manera de sentir.
Desde la observación o dentro de mi, la velocidad es diferente. El tiempo es diferente. Como un buscador de esencias observo como el entorno material, ese que se mueve a gran velocidad, ese que se pinta del color de cada uno, se muestra como un espejo intentando explicar la realidad, mi realidad.